Desde mi formación profesional, la ONU ha sido un espacio que siempre despertó en mí una profunda curiosidad. Aún hoy, contribuir desde allí a mejorar la calidad de vida de niñas y mujeres, especialmente peruanas y latinoamericanas, es un constante aprendizaje.
Como trabajadora de Mary Ward Internacional Perú, mi rol se centra en diseñar estrategias de comunicación que permitan visibilizar nuestra misión en el país. Además, busco formas efectivas de llegar, desde lo comunicacional, a las personas en situación de vulnerabilidad con las que trabajamos. Gracias a este trabajo —que me lleva a estar en el campo, en los lugares donde todo ocurre— he podido ver, escuchar y presenciar diversas situaciones en las que mujeres de todas las edades y condiciones socioeconómicas son víctimas de violencia y discriminación. Pero también he podido observar cómo los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se van implementando poco a poco a través de nuestros proyectos, y cómo las decisiones tomadas desde todos, y cada uno de los espacios de poder impactan en personas reales.
Ahí reside el aprendizaje más valioso de esta experiencia: haber vivido, de primera mano, las múltiples esferas desde las que se intenta transformar el mundo, desde mover un pequeño grano de arena hasta intentar mover montañas.
En Perú, como interna virtual y representante del IBVM ante la Oficina de la ONU, he liderado círculos de diálogo con niñas y creado espacios de encuentro con jóvenes para hablar sobre los ODS. En la CSW 69, este año, fui testigo de las iniciativas globales que luchan contra el sexismo y promueven los derechos de mujeres y niñas, especialmente aquellas que se encuentran en mayor situación de vulnerabilidad.
Entre los aprendizajes más significativos que me llevo de esta experiencia están:
- Las mujeres somos el cambio necesario desde el centro de la toma de decisiones. Nuestras voces en espacios de poder deben dejar de ser vistas como excepcionales y comenzar a considerarse lo normal. Para lograrlo, se necesita un cambio cultural progresivo que normalice la equidad entre hombres y mujeres.
- Las organizaciones no gubernamentales y religiosas que trabajamos con poblaciones vulnerables tenemos un papel clave en la sostenibilidad de las acciones. Somos quienes caminamos con las comunidades y quienes debemos llevar sus voces a los espacios de decisión.
- Y lo más importante: el trabajo colaborativo, en red, intergeneracional e intercultural es imprescindible para lograr cualquier cambio verdadero. En estos tiempos de tanta violencia e incertidumbre —nacional y mundial— especialmente para las mujeres y niñas en situación de pobreza o desprotección, este trabajo conjunto se vuelve aún más urgente.
Durante mi tiempo en la oficina IBVM/CJ UN NGO, tuve el privilegio de integrarme a una de estas redes: el Working Group on Girls, una coalición de organizaciones que trabajan por y para el bienestar de las niñas. Ver a niñas, jóvenes y mujeres adultas con experiencia unidas en un mismo propósito me llena de esperanza, me inspira y me impulsa a seguir difundiendo este mensaje entre las mujeres y niñas con las que trabajamos en Perú.
Llevaré siempre en el corazón, con mucho agradecimiento, la confianza que depositaron en mí la Hna. Miroslava Santillán, las hermanas de Perú y toda la misión. Ser su representante ha sido un honor profundo que me compromete aún más con este camino. Mi gratitud también va para la Hna. Janet Palafox, quien no solo fue una excelente guía y anfitriona, sino también un ejemplo de entrega incansable que nos muestra cada día que es posible abogar por un mundo más justo a través del amor, firmeza y la fe.
Esta experiencia no solo ha fortalecido mis convicciones, sino que también ha renovado mi compromiso de seguir trabajando bajo la visión de Mary Ward por un mundo más justo y equitativo para las niñas y mujeres. Volver a Perú con una mirada global y una red de personas comprometidas me impulsa a seguir sembrando esperanza en cada comunidad, proyecto y palabra que compartimos. Porque cuando las mujeres y las niñas se empoderan, todo el mundo avanza.
Ana Paula Mantegazza Mori
