Salvador, profesor de secundaria en España, decidió embarcarse en una aventura que cambió tanto su manera de enseñar, como su manera de mirar el mundo. Durante su voluntariado, compartió su tiempo, su experiencia y, sobre todo, su entusiasmo con decenas de niñas y niños, quienes encontraron en sus clases un espacio de aprendizaje y alegría.
En esta entrevista, nos cuenta qué lo motivó a venir al Perú, los retos y sorpresas de trabajar con estudiantes más pequeños de los que acostumbra y la huella que esta experiencia ha dejado en su vida.
¿Qué fue lo que te motivó a venir desde España hasta Huaycán para compartir tu tiempo y tu experiencia como profesor?
Mi decisión de venir a Perú es en parte fortuita y en parte un deseo de muchos años. Perú siempre me ha llamado mucho por su historia, su gastronomía y lo variado de sus paisajes. El curso pasado cuando Almudena Arenado me habló del proyecto y los voluntariados para los profesores de los colegios en España, no lo dudé y aunque sabía que había muchas posibilidades de ir sólo, me embarqué en esta aventura.
¿Cómo fue tu experiencia de enseñar a los niños en Perú? ¿Qué recuerdos o momentos guardas con más cariño de esas clases?
¡Se me ha hecho corta la estancia! Hay que entender que yo soy profesor de secundaria y a los niños a los que he dado clases de inglés eran de primaria, de 7 a 11 años, por lo que ha sido un reto, desde preparar clases para niños tan pequeños, a ver cómo no es tanto lo que nos separa. La enseñanza por proyectos que vi en la feria de la ciencia o lo preparados que están ante simulacros de sismos me hace ver un curioso contraste de cosas que reconozco de mi día a día como profesor,a aspectos que son un gran choque cultural. Me lo he pasado en grande con los más pequeños, hacía mucho tiempo que no me reía tanto en un salón con tantos niños haciendo el payaso. No se me puede olvidar esos últimos días bailando al ritmo de «Head, Shoulders, Knees and Toes». Espero quedarme en la retina para siempre la sonrisa de algunos de los niños al aprender algo nuevo.
Después de tu paso por Huaycán, ¿qué huella sientes que ha dejado en ti esta experiencia y qué mensaje quisieras compartir con quienes piensan en ser voluntarios?
Me he vuelto a España lleno de luz. Es un poco cliché, pero me ha ayudado mucho a reencontrarme en mi vocación de profesor, el entusiasmo, alegría, y ganas de prosperar y salir adelante de los alumnos ha sido lo mejor que me llevo. Os doy mil gracias por la enorme labor que se hace en Huaycán.
