Enfermera
Proyecto “Mujeres y niños saludables”
Consultorio Médico Parroquial Nuestra Señora de Guadalupe

 ¿Qué significa para ti ser parte de este proyecto?
Ser parte de este proyecto implica servicio, compromiso y responsabilidad.

¿Qué momento te ha marcado o te ha dado más esperanza en tu trabajo?
Es difícil hablar de un solo momento; en realidad, son muchas las circunstancias que marcan mi trabajo como enfermera. Uno de esos momentos ocurre durante las curaciones, porque no solo contribuyo en la cicatrización de una herida, sino que también se convierte en el espacio ideal para que el paciente exprese sus inquietudes o problemas. Muchas veces, con solo escucharlos, se sienten mejor. A veces puedo ayudarlos con un consejo o una sugerencia, y si necesitan otro tipo de apoyo, los derivo con el personal adecuado, ya sea médico, psicóloga, entre otros.
Me llena de esperanza cuando nuestro trabajo es valorado y cuando vemos la responsabilidad de las mujeres en la prevención y el cuidado de su salud. Nos satisface profundamente observar su compromiso al asistir puntualmente a sus citas, controles, charlas o exámenes. Eso demuestra que asumen el cuidado de su salud. Aunque no todas lo hacen, hay que insistir y no rendirnos.

¿Qué sueñas para las niñas, niños o familias con quienes trabajas?
Mi sueño para los niños y niñas con quienes trabajo es que se respeten plenamente sus derechos fundamentales: educación, salud, vivienda, alimentación, entre otros. Deseo que crezcan en un ambiente seguro y libre de violencia, y que su hogar sea el primer espacio donde su autoestima se fortalezca día a día.
Mi sueño para las familias es que sean hogares bien constituidos —papá, mamá e hijos—, que cuenten con un trabajo estable y digno, y con un seguro de salud. Aspiro a que estas familias sean capaces de generar espacios seguros para sus hijos, que los eduquen con el ejemplo y con valores, algo que hoy en día hace mucha falta en nuestra sociedad.

¿Qué te sostiene en los momentos difíciles?
Soy una persona creyente, y lo primero que me sostiene es mi fe en Dios. También me sostiene el apoyo de mi familia, especialmente de mis padres, que aunque no están cerca físicamente, me acompañan a la distancia. Sé que cuento con mis compañeras de trabajo, quienes siempre están presentes ante una dificultad o problema. Y, aunque parezca increíble, muchas veces son los propios pacientes quienes me sostienen: con sus sonrisas, con la confianza que depositan en mí. Eso me impulsa a mantenerme firme, porque no puedo fallarles.

Si pudieras enviar un mensaje a otras personas que también caminan con esperanza, ¿qué les dirías?
Mi mensaje es que cada nuevo amanecer es una nueva oportunidad. Hay que levantarse con alegría y esperanza, con la certeza de que cada día puede ser mejor.