En el Ibvm Perú y Mary Ward Internacional Perú, el trabajo con comunidades nace desde la convicción de que el cambio es posible cuando se construye desde lo colectivo, con ternura, compromiso y justicia. En esta edición, conversamos con Erika Rosales, nutricionista del proyecto Unidas Nutrimos Mejor.
- ¿Qué significa para ti ser parte de este proyecto?
Ser parte del proyecto Unidas Nutrimos Mejor es una oportunidad de poder contribuir al bienestar de comunidades cercanas al proyecto que enfrentan situaciones de vulnerabilidad, también es un espacio donde puedo aplicar mis conocimientos y habilidades profesionales. Me motiva saber que, a través de la nutrición, puedo ayudar a prevenir algunas enfermedades, combatir la malnutrición y promover el derecho humano con una alimentación saludable.
2. ¿Qué momento te ha marcado o te ha dado más esperanza en tu trabajo?
Los momentos de esperanza en mis actividades es después de realizar los talleres educativos y demostrativos en los comedores populares, las madres y/o padres de los niños participantes del proyecto se me acercan para agradecerme por los cambios de hábitos alimentarios en sus hijos. En un momento una madre de familia me contó que sus hijos antes consumían guisos que consistían en alimentos de origen animal muy pequeños y bastante carbohidratos y ello no les daba mucho apetito, ahora con el proyecto, el menú era mejor, estaban más animados en comer. También había empezado a preparar algunos de los platos en casa con los alimentos que tenía disponible. Ese gesto sencillo me da esperanza de acompañar, educar y sembrar pequeños cambios que pueden transformar vidas.
- ¿Qué sueñas para las niñas, niños o familias con quienes trabajas?
Sueño que se sientan acompañadas, valoradas y empoderadas, que puedan acceder a herramientas y conocimientos que les permitan cuidar mejor de su salud y la de sus hijos. Me encantaría que algún día no necesiten recurrir a un comedor para alimentarse, porque sus condiciones de vida hayan mejorado y puedan vivir con dignidad y autonomía. - ¿Qué te sostiene en los momentos difíciles?
Me sostienen las sonrisas de las niñas, niños, la gratitud de algunas madres de familia y la certeza de que, con mi trabajo, estoy aportando a algún cambio en la vida de los participantes del proyecto. - Si pudieras enviar un mensaje a otras personas que también caminan con esperanza, ¿qué les dirías?
Sigamos sembrando esperanza, porque juntos somos una fuerza, y cada día es una oportunidad para transformar realidades. Cada paso que damos, aunque parezca pequeño, es luz para alguien más, por ejemplo una madre soltera que cría a dos hijos sola.
