El pasado sábado 3 de mayo, las hermanas IBVM de Perú y las hermanas CJ que viven en el país iniciaron un nuevo proceso de facilitación en el camino de unificación, acompañadas por la Hna. Pilar Neyra, de la Congregación del Verbo Encarnado, como facilitadora. En este primer encuentro se tuvo un espacio de oración, reflexión y gratitud por los 44 años del IBVM en Perú y el proceso de unificación iniciado con las hermanas en Argentina, Brasil y Chile hace 13 años, donde se hizo memoria viva de los momentos, rostros y experiencias que han marcado este proceso.

En estos testimonios, la Hna. Liliana CJ y la Hna. Patricia IBVM nos comparten desde el corazón lo que este encuentro significó para ellas: una reafirmación del llamado a la unidad, un reconocimiento de la presencia del Espíritu en cada paso, y una invitación a abrazar la universalidad del carisma de Mary Ward con confianza, apertura y esperanza.

 

El sábado 3 de Mayo comenzamos un camino espiritual entre las hermanas IBVM de Perú y las dos hermanas CJ que vivimos aquí, con la mediación de la hna. Pilar.

Para mí, y creo para todas, el primer encuentro fue de alegría y espontaneidad; personalmente de agradecimiento por estos años compartidos, por hacer memoria agradecida de esta experiencia de unificación, con rostros y misiones concretas, que me dicen, esto es posible y vamos hacia adelante. 

Además me sirvió para experimentar, que somos más que Perú y que Amerindia, para ver y sentir que tenemos que abrazar la universalidad, que «el mundo es nuestra casa», y donde estemos habrá una llama encendida del amor de Dios «porque no se puede encerrar y es imposible amar a Dios y no trabajar por extender su gloria» MW

Liliana Castro CJ

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Mientras caminamos juntas hacia la plenitud de la unión, tomamos un tiempo el sábado 3 de mayo, con nuestra facilitadora Hna. Pilar, para orar, compartir nuestros pensamientos y dar gracias por lo que fue, lo que nos queda y lo que está por venir. Estamos agradecidas por nuestra historia  y nuestra línea de tiempo de eventos significativos que llevaron a la unión. Nos habló claramente de la presencia y guía constante del Espíritu Santo, un espíritu de unidad, audacia, generosidad, calma y alegría. Somos conscientes de nuestras diferentes realidades, las aventuras han sido muchas y a veces el camino inseguro pero tenemos un profundo sentido de estar juntas en el viaje. Al mirar hacia el futuro, el desafío de nuestro viaje es seguir confiando, permanecer abiertas y vulnerables, explorando más  profundamente lo que ya somos, viviendo lo que ya poseemos, mientras avanzamos al ritmo del Espíritu Santo. El viaje es todo.

Patricia McLaughlin IBVM